Sorpresas
En el año 2006 guiada por miles de causalidades llegué al consultorio de María Elvira Pombo.  Era Mayo, si mal no estoy.  Ese día comencé un viaje por un mundo maravilloso.  Una consulta de algo cercano a una hora o quizás un poco más, bastaron para que a los pocos días estuviera tomando el primer nivel de sus cursos. 
Puedo hablar de lo maravillosa que fue la experiencia del curso, pero me voy a concentrar en lo que yo considero fue una poderosa señal: Recuerdo mucho que ese día hicimos el ejercicio  de descubrir  cuál era el nombre de nuestro ángel de la guarda.  De la boca de Patricia,mi compañera en el ejercicio,  una total desconocida para mi en ese momento, quien solo sabía que yo me llamaba Ana Maria, porque teníamos una escarapela con el nombre, no sabíamos mucho más la una de la otra.  Ella simplemente me dijo estoy viendo un letrero muy grande que dice "Simón", tu ángel de la guarda se llama Simón ... quedé atónita ... creo que mis ojos se enlagunaron totalmente en lágrimas, porque mi perro, mi Golden Retriever, quien llegó a mi vida después de que perdiera mi primer bebé se llamaba Simón y siempre lo sentí como si fuera precisamente eso ... mi angel guardian y el de mi hija quien nació justo un año después de que el llegara a nuestra casa.
                        
                        
                            
Ana María